Don Felipe pide cooperación institucional para que el MWC siga en Barcelona

Don Felipe pide cooperación institucional para que el MWC siga en Barcelona

[26/02/2018]

El Mobile World Congress (MWC) como ejemplo de lo que el «compromiso y la colaboración» entre administraciones pueden conseguir. El Rey Don Felipe, en su primera visita a Cataluña desde que el 27 de agosto encabezase la manifestación tras los atentados de las Ramblas y Cambrils, presidió ayer en el Palau de la Música de Barcelona la cena de inauguración oficial del MWC, un acto institucional marcado por la tensión política y el boicot de la alcaldesa de la ciudad, del presidente del Parlament y de los representantes de la Generalitat a su presencia.

Si las circunstancias políticas se colaron en el interior del Palau, en el exterior, cientos de manifestantes convocados por los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) rodearon las calles adyacentes enarbolando «esteladas» en medio de un fortísimo dispositivo policial. Se produjeron forcejeos entre manifestantes y los Mossos d’Esquadra. Al cierre de esta edición se contaron cinco heridos leves y un detenido. No precisamente la mejor imagen que podía transmitir Barcelona a los organizadores de un evento que ya han advertido de que la continuidad del acontecimiento depende de que se garantice la estabilidad.

Espaldarazo

En contraste con la tensión política, las «caceroladas» y la imagen, de nuevo, de manifestantes enfrentándose a agentes antidisturbios, Don Felipe realizó un discurso que se escuchó como un espaldarazo de la Corona, y en concreto de su persona, a un evento al que siempre ha apoyado desde que se celebra en la capital catalana desde 2006. Don Felipe, de manera rotunda, abogó por que Barcelona siga siendo en los años venideros la capital mundial del móvil: «El año que viene nos volveremos a encontrar».

En la única alusión de su discurso que se pudo interpretar en clave política, Don Felipe señaló que el éxito del MWC se debe en primer lugar a la ciudad de Barcelona, pero también, apuntó, a la cooperación entre las distintas administraciones. «La cooperación institucional con objetivos claros y en beneficio de todos es una clave evidente de este éxito», apuntó el monarca.

De igual modo, y como si se tratase de una advertencia de lo que puede suceder con el MWC si no se prolonga esta cooperación y se dispara la tensión política, Don Felipe añadió que «este compromiso firme de nuestras administraciones, corporaciones y compañías debe ser siempre un propósito esencial para que este encuentro –en alusión al Mobile– siga consolidando de cara al futuro su proyección e influencia a todo el mundo; y lo haga desde aquí mismo, desde Barcelona». Esta parte del discurso fue leída en catalán, en una intervención en la que también usó el castellano y el inglés, este de forma mayoritaria.

Capital 5G

Entre los desplantes de los representantes catalanes y las protestas en el exterior –audibles desde el interior del Palau de la Música–, el apoyo de Don Felipe a la continuidad del MWC resonó con claridad en el interior del coliseo modernista. Don Felipe defendió también la candidatura de Barcelona a albergar el centro tecnológico europeo que desarrollará la tecnología 5G. Junto a las alusiones concretas al MWC y a la capital catalana, Don Felipe hizo hincapié en el lema de la edición de este año –«Creando un futuro mejor»– recordando que el desarrollo tecnológico sin desarrollo social no es sostenible. Al respecto, recordó el comprosmiso del congreso y de la entidad organizadora, la GSMA, con los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

En la cena de inauguración oficial del Congreso Mundial de Móviles asistieron en representación del Gobierno de España la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal. Como habían anunciado, ni el presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, ni la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quisieron recibir a Don Felipe en la bienvenida institucional, aunque luego sí se sumaron a la cena. La alcaldesa departió brevemente con el Rey antes de acceder a la cena, y aplaudió su intervención. No así Torrent, que lucía lazo amarillo.

Colau y el «vasallaje»

Antes de eso, la alcaldesa se había reafirmado en su desplante al Monarca, que justificó considerando que la recepción protocolaria al Rey, popularmente conocida como «besamanos», es «un vasallaje impropio de una democracia del siglo XXI». También criticó que se trate de «un cargo electo democráticamente sino hereditario» y que no se solidarizase con los heridos de las cargas policiales del 1 de octubre. Ya como parte de su discurso oficial ante los 200 asistentes a la recepción oficial, Colau aludió a Barcelona como «una ciudad de paz y de solidaridad» que está «totalmente comprometida con la libertad de expresión y los derechos humanos».

Quien decidió de manera clara que tampoco estaba dispuesto a conceder una tregua política en aras del buen clima y la continuidad del MWC en Barcelona fue el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien desde Bruselas apuntó directamente a la presencia del Rey en Cataluña. A través de las redes sociales, Puigdemont apuntó. «El Rey Felipe VI será bienvenido a la República de Cataluña como máxima autoridad de España cuando pida perdón por su papel inconstitucional el pasado mes de octubre».

Lo que sucedió ayer por la tarde ayer dista mucho de lo que suele ser habitual en las recepciones del MWC. Aún incluso en medio de una importante tensión política, y cuando la Generalitat había anunciado su intención de convocar el referéndum ilegal del 1 de octubre, el Rey y el entonces presidente Puigdemont coincidieron en la recepción oficial, también en el Palau de la Música. Se saludaron cordialmente y la intervención de Puigdemont orilló cualquier alusión política.

Doce meses después de aquella edición, el contexto político es otro, sin duda peor. Lo que no ha cambiado es el apoyo de DonFelipe a un MWC que, política al margen, sigue por el momento en Barcelona.

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