El turismo supone hasta el 60% de la caja en los ejes comerciales más céntricos
El turismo supone hasta el 60% de la caja en los ejes comerciales más céntricos
Cerrar el 2016 con máximos históricos en los balances turísticos de Barcelona tiene su cruz (la saturación de algunas zonas, la gentrificación y el cuestionamiento de las políticas de alojamiento de la ciudad, por el impacto en la vivienda), pero si una cara exhibe es, obviamente, la económica. Se habla más de su impacto en el sector hostelero, pero el peso en el comercial es cada vez más evidente. Lo corrobora un informe todavía en ejecución encargado por Barcelona Oberta (que aglutina a los grandes ejes más céntricos y transitados de compras), pero del que ya se pueden avanzar datos relevantes, como que en las calles de muy alta o alta frecuentación turística la facturación al viajero representa entre un 30% y un 60% de media (extremos aparte).
Las zonas comerciales de más peso turístico son el paseo de Gràcia, la rambla de Catalunya, la plaza de Catalunya, Pelai, el Born, la Rambla y Barnacentre, mientras que en un escalón alto pero inferior se sitúan la parte más perimetral del Eixample y parte de la Diagonal. Sin esa lluvia de divisas, algunas tiendas habrían bajado la persiana, especialmente durante la crisis, como ha sucedido en los ejes de barrio.
El presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, asegura que en el territorio que representa la creciente demanda turística ha compensado la bajada interna, que ahora empieza a recuperarse con lentitud. Cada calle ofrece particularidades (la cuota foránea despega en calles con iconos turísticos, como el paseo de Gràcia y la Rambla, por ejemplo), y cada comercio es un mundo. Lluís Sans, presidente de la Associació d'Amics del Passeig de Gràcia, precisa que hay marcas de lujo en el paseo cuyas ventas al turista superan el 80% de su caja, mientras que otras como Santa Eulàlia, de la que es titular, tienen dos tercios de compradores locales, por su arraigo y solera en la zona y su oferta multimarca.
Este eje es precisamente el más sensible a las coyunturas socioeconómicas de países estratégicos. Sans dice que el vial acusó en el 2016 la bajada del cliente chino (menos viajero por temas aduaneros y de seguridad), pero que en los últimos meses ese mercado se recuperó, mientras el ruso se estabilizaba. Para el 2017 las previsiones son optimistas, con estos dos compradores, más el estadounidense, al alza. En las marcas populares, los perfiles son mucho más atomizados, como en Barnacentre, donde un crisol de compradores de medio mundo van comiendo cada vez más el terreno al cliente barcelonés.
CONFIANZA INVERSORA
Para Eduardo Rivero, director comercial de Ascana, los récords turísticos de la ciudad se suman a la recuperación del PIB, el aumento de confianza del consumidor, la paulatina reducción del desempleo... creando un mix que atrae al inversor de grandes marcas internacionales, lo que conllevará nuevos desembarcos.
Este experto enfatiza que las marcas más potentes prefieren empezar su implantación en el paseo de Gràcia que en cualquier calle de Madrid, precisamente porque con el consumo local en horas bajas, el gasto turístico es clave. Y en este apartado "Barcelona tiene muy concentradas las calles más comerciales", agrega. Tanto que pueden recorrerse del tirón. La Pedrera es sinónimo de reclamo comercial, lugar de paso imprescindible para todo viajero de primera visita.
Rivero apunta que las inversiones millonarias que se producen en el paseo de Gràcia buscan seguridad, calles de solvencia contrastada. Por contra, ejes dinámicos pero alternativos como el Born funcionan cuando la economía va como un tiro. Ante vacas flacas, los inversores y emprendedores tienden a hiperconcentrar la oferta en enclaves estratégicos.
Ese río de visitantes con ganas de gastar no solo da cuerda al comercio céntrico de Barcelona, sino que favorece inversiones de marcas de lujo que aún no tienen tienda en Barcelona pero se ubican en la Roca Village, o ha multiplicado la oferta comercial del aeropuerto de El Prat, al crecer un 30% su tráfico en una década.